En primer lugar, que los chavales se sientan implicados con el club. Que los entrenadores consigan que los chavales vengan a entrenar. Que tengan ilusión, seriedad, compromiso y esfuerzo con el trabajo que tenemos que hacer.
Esto es lo innegociable por mi parte y por parte de los entrenadores.
Luego, tenemos equipos que tienen más o menos nivel. Nosotros tenemos doce, catorce, quince, dieciocho, veinte niños y, a partir de ahí, con esos trabajamos. Hay otros clubes que tienen cien y eligen a veinte, y nosotros estamos compitiendo con esa gente.
Entonces, lo que debemos intentar es tener sentido común, tener objetividad, saber hasta dónde podemos llegar y si conseguimos que estos chavales, esos dieciocho o veinte futbolistas que tenemos por remesa, cuatro o cinco tengan la posibilidad de ir progresando, de ir mejorando y, si alguno de ellos llegan a tener muchísimo más nivel, pues fenomenal.
Nos tenemos que identificar el Club Deportivo Caspe con el proyecto. Sabemos que ahora mismo es difícil que salgan jugadores porque, ahora mismo, nos falta ese punto de calidad con respecto a la categoría en la que está el primer equipo, pero tenemos que seguir trabajando para que eso pueda volverse a lograr.